martes, 18 de septiembre de 2012

Una victoria para reflexionar

Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.


1.- A cualquier aficionado al fútbol le dicen que en la primera jornada de la Champions League se enfrentan el campeón de la Liga española y el campeón de la Premier League inglesa y espera presenciar un partidazo absoluto de buen juego, ocasiones y goles. Y espera divertirse. Y espera… y espera. Hoy ha tenido que esperar casi 70 minutos para que el encuentro con mejor cartel de la primera fase se convirtiera en el partido vibrante, eléctrico e indescifrable que se presuponía. Antes de ese minuto, solo la inercia ofensiva del Madrid y unas carreras de Touré Yaya pudieron levantar de su asiento al espectador

2.- Pero tampoco debe extrañar a nadie que los acontecimientos se hayan desarrollado de esta manera, porque ni Real Madrid ni Manchester City son dos equipos que se caractericen por dar un trato cariñoso al balón, capaces de llevar la iniciativa con comodidad. Más bien sucede todo lo contrario. Tanto los blancos como los citizens disfrutan sin el balón. Les cuesta ser los que mandan en un partido habitualmente y sufren cuando están obligados a ello. Hoy la balanza de mando cayó del lado del Real Madrid por una razón muy simple: jugaba en casa, con la presión añadida de conseguir una victoria urgentemente para no entrar en barrena.

3.- Mourinho sorprendió a la gran mayoría de aficionados y analistas con la alineación, sobre todo con la inclusión de Raphaël Varane en el lugar de Sergio Ramos, en el banquillo por decisión técnica, según confirmó el propio entrenador. Aunque el cambio sea extraño e inesperado, lo que varía el sistema táctico blanco es la ausencia de un mediapunta creativo, residencia habitual de Mesut Özil, cuyo lugar ocupó un hombre de confianza de Mourinho, Michael Essien. El ghanés será reclamado por su ‘papi’ para encuentros trascendentes y duros como podía ser el de hoy. Le aporta más seguridad tanto ofensiva como defensiva de la que daba Lassana Diarra.

Owen no pudo volver a casa


Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.

El estadio Geoffroy-Guichard de Saint-Étienne acogía el primer gran duelo del Mundial de Francia. El 30 de junio de 1998, Argentina e Inglaterra se citaron de nuevo en la lucha, como en las Malvinas, como en el estadio Azteca, otra vez cara a cara, esta vez, por un puesto en los cuartos de final. Los albicelestes cumplieron con sus deberes en la fase de grupos, ganando con comodidad a Jamaica y por la mínima a Japón y a la Croacia de Suker y Boban, a la postre meritoria tercera clasificada. Argentina cumplió con su parte, pero como premio le tocó bailar con una compañera no precisamente atractiva, Inglaterra, que dejó sin hacer parte del trabajo en la segunda jornada, cuando cayó contra Rumanía, y tuvo que conformarse con meterse en la siguiente ronda como segunda de grupo.



Como se esperaba en un primer momento, el partido gozó de la tensión propia de los enfrentamientos entre dos países que se repudian. Lo que quizás sorprendió fue el rápido movimiento en el marcador. Claudio López se internó en el área inglesa, controlado por Gary Neville que se sorprendió por la torpe salida de Seaman para derribar al delantero del Valencia. El árbitro señaló el punto fatídico y Gabriel Omar Batistuta superó al cancerbero gunner, a pesar de que rozó el balón con la punta de los dedos.

Aquel partido supuso el descubrimiento para muchos y la confirmación para otros de un chaval de 18 años que jugaba de delantero en el Liverpool y apenas superaba los 170 centímetros de estatura. Michael Owen (Chester, 1979) lideró a Inglaterra durante los 90 minutos reglamentarios y los eternos 30 minutos extras. Pero tan sólo necesitó ocho de esos minutos para deslumbrar al mundo entero. Encaró a la defensa argentina y dando muestras de una sangre fría y picardía incomparables, Owen se dejó caer dentro del área ante Roberto Fabián Ayala, que ni siquiera lo tocó. El árbitro picó y Shearer puso el empate.

Milan y Juventus, la resistencia italiana

Publicado en ElMundo.es.

Catorce años desde la última vez que hubo sólo dos de la Serie A en la Champions League

El Udinese, tercer representante, cayó en la ronda previa contra el Braga


En los años 90, la grandeza del fútbol se encontraba repartida por dos grandes países del continente europeo, Alemania e Italia, sobre todo en éste último. El país transalpino era el lugar escogido por la mayoría de las estrellas mundiales, que llegaban a los mejores clubes italianos para desarrollar sus exitosas carreras. Son los casos de Lothar Matthäus, Jürgen Klinsmann y Andreas Brehme, que crearon el Inter de los alemanes, mientras que el Milan se lucró con los genios holandeses Marco Van Basten, Frank Rijkaard y Ruud Gullit. La Juventus, por su parte, se llevó al que fue considerado durante gran parte de su vida el ‘quinto grande’, Zinédine Zidane, al que juntó con otras leyendas como Edgar Davids y Didier Deschamps.

Siete finales consecutivas de la Copa de Europa, posteriormente Champions League, fueron el premio a un gran esfuerzo económico de los poderosos clubes italianos, aunque tan sólo dos de ellas acabaron con un triunfo, la del Milan en aquella final contra el Barcelona en 1994 y dos años después, los penaltis dieron el título a la Juventus contra el Ajax. A ello hay que añadir los ocho títulos de la Copa de la UEFA que se apuntaron varios equipos italianos desde 1989 a 1999.

El triturador de entrenadores

Publicado en ElMundo.es.

El presidente del Palermo, Maurizio Zamparini.

Giuseppe Sannino deja de ser entrenador del Palermo y su puesto lo ocupará Giampiero Gasperini.

Desde que Maurizio Zamparini es presidente del club siciliano, 22 entrenadores han sido destituidos.


El Siena es un equipo con poco cartel histórico en el ‘calcio’ italiano, donde apenas ha disputado tan sólo ocho temporadas en la máxima categoría, la primera de las cuales fue en el curso futbolístico 2003-04. Pero últimamente por muy diversos motivos la ‘squadra’ toscana ha saltado al primer plano periodístico. Primero, por su gran año en la Serie B en la 20010-11 que le sirvió para volver a la Serie A por la puerta grande, con Antonio Conte a la cabeza.

Precisamente por el actual entrenador de la Juventus volvieron las portadas de los ‘giornali’, con su relación en el caso de las apuestas ilegales, cuando todavía se sentaba en el banquillo sienés. Además, el club este año tiene una sanción de -5 puntos por ello. Pero también por motivos puramente deportivos ha saltado a la palestra la Associazione Calcio Siena, y es que la temporada pasada no sólo consiguió la permanencia en la élite de forma holgada, sino que además alcanzó por primera vez en su historia las semifinales de la Coppa Italia, donde tan sólo el Nápoles, a la postre campeón, pudo frenarlos del sueño copero.