sábado, 9 de junio de 2012

Francia, sangre fresca 'bleu'

Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.

El 9 de julio de 2006 desapareció un equipo, una generación. Jugadores legendarios que habían llevado a Francia a los altares del fútbol mundial ocho años antes y que culminaron su gesta coronándose también en Europa en el año 2000. En Berlín, el cabezazo de Zidane (además del penalti a lo Panenka, del que casi nadie se acuerda) y el lanzamiento al palo de Trezeguet, héroe en Rotterdam, fueron los últimos coletazos de una selección que envejecía y quería marcharse en la cima que alcanzó varios años antes. Pero Italia le negó su gran final.


En la siguiente Eurocopa, Francia fue el ejemplo de cómo se sufre un cambio generacional y lo difícil que es sobrellevarlo de forma acorde a los grandes objetivos que se plantean cada vez que se disputa una gran competición. La eliminación en la primera ronda, aunque fuera ante rivales como Holanda, Italia y Rumanía, fue un aviso a navegantes, una luz ámbar parpadeante en el cuadro de mandos que Raymond Domenech no supo ver a tiempo y que, para más inri, siguió sin vislumbrar cuando tocó afrontar el Mundial de Sudáfrica. Un equipo viejo, sin ambición y con una seria ausencia de calidad que volvió a salir escaldado a las primeras de cambio en un grupo mucho más asequible que el que se encontró en Austria y Suiza. Aunque finalmente uno de los rivales, Uruguay, acabara siendo la gran revelación del torneo, concluyendo cuarta. Entre medias, una rebelión en el seno de la plantilla que acabó con la paciencia de la federación gala.

viernes, 8 de junio de 2012

Rusia contiene y sentencia a los checos

Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.



1.- A pesar del sufrimiento durante una amplia fase, el partido se jugó según el ritmo que impuso Rusia en todo momento. Después de unos minutos de dudas y asentamiento sobre el terreno de juego, el equipo de Advocaat se comenzó a apropiar del balón. Es un equipo que sabe qué hacer con el esférico y tiene jugadores capaces de moverlo con calidad, siempre con la portería de Petr Čech en mente.

2.- La superioridad numérica en el centro del campo de la República Checa no estaba siendo efectiva. Michal Bílek jugó con un 4-5-1 claro con la intención de quitar el balón al rival para no sufrir con su débil defensa, que se vio avasallada en la primera media hora del primer tiempo. Rusia, por su parte, jugaba con tres centrocampistas naturales, dos mediapuntas y un punta que se desplazaba por todas las partes ofensivas del campo, lo que daba versatilidad y movilidad al ataque ruso. Pero para dominar el esférico, Advocaat adelantó la posición de sus laterales, que se convirtieron en carrileros muy largos, lo que daba al equipo ruso un número superior de jugadores en la medular, sobre todo en la izquierda, donde Zhirkov fue muy incisivo.

3.- Rusia tenía que aprovechar su mejor juego para adelantarse en el marcador. En una de las muchas jugadas de combinación de los rusos, encontraron el hueco en la banda derecha, donde se incorporó Zyryanov para centrar. Remató Kerzhakov al palo, comenzando su aciaga noche (después fallaría hasta seis ocasiones más) y el rechazo sirvió para que Dzagoev fusilara a Čech. El gol sirve para analizar el trabajo de Zyryanov, el jugadorazo oculto del partido. La jugada nace de un robo del propio futbolista del Zenit en campo propio, dejando ocho jugadores checos por delante de la línea medular, y tras la cabalgada de Dzagoev, Zyryanov aparece en el pico del área para poner una rosca elegante y efectiva a la cabeza del ex delantero sevillista.

Italia: Muchas dudas y una certeza

Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.

La selección italiana nunca parece que esté. A veces ni siquiera se le espera. En un país que vive en el caos permanente, capaz de convertir un carril en tres en medio de una gran ciudad y de mover millones de euros por apostar en unos cuantos partidos, la Azzurra no podía ser ajena al desconcierto reinante en el país de Da Vinci. Ciertamente, Italia no llega a esta Eurocopa en el mejor momento de su historia. Si un cambio generacional es una etapa dura y desesperanzadora en cualquier equipo sobre la faz de la tierra, la nazionale lo ha sufrido en sus carnes de forma traumática. Y es que si ya fue durísimo dejar atrás leyendas del calcio como Paolo Maldini, Alessandro Del Piero, Francesco Totti y Pippo Inzaghi, Prandelli ha tenido que renunciar esta vez a piezas clave del engranaje italiano como Gennaro Gattuso, Fabio Cannavaro y Mauro Camoranesi, encomendando el futuro del equipo a algunos jóvenes jugadores sin experiencia internacional y confiando los goles a dos futbolistas extravagantes hasta el extremo, capaces de lo mejor y de lo peor en cualquier momento.


martes, 5 de junio de 2012

Alemania: la pérdida del gen ganador


Publicado en el Magazine de Martí Perarnau.

Desde que levantara la Eurocopa en Wembley en 1996, Alemania no ha vuelto a dar una alegría a su afición, a pesar de estar cerca.

Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en el que tan sólo oír la palabra Alemania hacía temblar hasta a los conjuntos más poderosos del mundo. Un sudor frío recorría el cuerpo de los futbolistas al ver en el sorteo el papel que les hacía enfrentarse a los temibles germanos, todos altos, rubios y terriblemente eficaces a la hora de encarar las defensas contrarias, a la vez que las suyas eran infranqueables. Las hordas muniquesas, comandadas por el capitán Franz Beckenbauer, dominaban Europa a su antojo, conquistando la ‘Orejona’ año sí, año también. Y cuando estas se juntaban con el resto de las falanges alemanas bajo la camiseta de la Mannschaft, no había Cruyff, Zoff o Kempes que pudiera frenarlos.
La tradición habla de una Alemania invencible, capaz de ganar a cualquiera. Pero en los últimos tiempos la legendaria frase “en el fútbol juegan once contra once y siempre gana Alemania” ha ido perdiendo fundamento. Desde que Peter Kouba no fue capaz de repeler el disparo de Oliver Bierhoff en aquella tarde de junio de 1996 en Wembley, el fútbol teutón no ha vuelto a saborear un triunfo de su selección. A nivel de clubes, la historia no dista mucho. El Borussia Dortmund y el Schalke cogieron la estela que dejó la selección y reinaron en Europa en 1997, ganando la Champions y la Copa de la UEFA, respectivamente. Y 15 años después, sólo el Bayern ha sido capaz de llevarse a Baviera la Copa de Europa, tras aquella fatídica tanda de penaltis contra el Valencia en el año 2001.

Pero que no hayan logrado levantar nuevamente un trofeo prestigioso a nivel internacional no significa que no hayan estado muy cerca de conseguirlo. De hecho, lo destacable del caso es que desde 1996, tanto el Bayern como el combinado nacional han disputado varias finales en las que no han podido (o no han sabido) demostrar la histórica frialdad y convicción bárbara que les caracterizaba.