domingo, 21 de noviembre de 2010

Colorín colorado... esta Liga se ha acabado


Barcelona y Real Madrid. Uno de los dos ganará la Liga. Tampoco hay que ser un fiera para darse cuenta de ello, pero siempre queda esa pequeña esperanza dentro de cada uno de ver y disfrutar de una temporada más apasionante que las vistas los últimos años. Si alguno tenía un pequeño resquicio de ilusión, este fin de semana las dos superpotencias futbolísticas se encargaron de hacerlo añicos.

Desde el inicio de la temporada, el 99% de los aficionados al balompié podíamos augurar una Liga bipolar, en la que los dos bloques se enfrentarían aplastando a todos los rivales que se interpusieran en sus caminos, hasta que uno de ellos demostrar su supremacía al otro en los combates directos. Pero el primer mes de competición parecía demostrar que unos pequeños batallones valencianos y villarrealenses no iban a inclinar la rodilla tan fácilmente. El equipo que comanda Unai Emery se convirtió por méritos propios en el líder de la Liga durante las primeras jornadas. Su nueva pareja ofensiva y la resurrección de Joaquín parecían hacer olvidar las figuras de los dos emblemas de la entidad hasta la pasada temporada, David Villa y David Silva. Cinco triunfos y un empate fue el bagaje inicial de los de la ciudad del Turia. Pero llegó el día de la batalla del Camp Nou y otro galló cantó. El Valencia demostró en la primera mitad de la contienda el fútbol que había venido desarrollando hasta la fecha. Pero en la reanudación se vio avasallado por el mejor Barça. Desde entonces no han levantado cabeza, habiendo conseguido los tres puntos en sólo uno de los siguientes cinco choques que han disputado en la competición nacional. Desde ayer, están a 10 puntos del líder y fuera de los puestos Champions, por lo que han quedado descartados en la lucha por la Liga.

Parecido en Castellón
Algo parecido ha vivido el equipo de la provincia de La Plana. El Villarreal es el sorprendente rival más fuerte que se han encontrado Real Madrid y Fútbol Club Barcelona. Pero sigue sin ser suficiente para las superpotencias. En la jornada 10, los Cazorla, Rossi y compañía se encontraban a sólo tres puntos de la cabeza de la clasificación, realizando unos partidos muy notables ante rivales de envergadura como Espanyol, Atlético de Madrid y Athletic de Bilbao, los cuales solventó sin ningún problema en el Madrigal. Incluso su delantero, Nilmar, era Pichichi de la Liga. Pero otra vez fueron los azulgrana los que bajaron del burro al cuadro amarillo. Y dos jornadas después, en la 12, ya están a ocho del liderato. Como decía ayer Santi Cazorla, al Villarreal no le queda más que consolarse con ser el primero de la 'otra Liga', que se disputa del tercer puesto para abajo. Esa Liga tiene el aliciente del puesto que da acceso directo a la Liga de Campeones al que consiga quedar justo por detrás de Barça y Madrid. Por ahora, ciertamente es el Villarreal el que más papeletas tiene para mantener esa plaza. Si la consigue, deberán sentirse casi tan felices como si hubieran ganado la Liga, porque los otros dos juegan a otra cosa.

Superioridad insultante
Esa otra cosa a la que juegan Real Madrid y Barcelona parece ser a ver quién humilla más al rivales que 'osan' disputarles un partido. Que el Barça le hace un 8 al Almería, pues el Madrid le endosa una manita al Athletic. Y si los de 'Mou' le hacen un set al Racing, los de Guardiola le meten cinco al Sevilla. Es ya algo tradicional. Esta Liga tiene pinta de que ya no van a importar los récords de 99 puntos del año pasado, ahora hay que destrozar los registros goleadores y hundir la moral al pequeño grupo de futbolistas que forman la 'Liga de los otros'. Por ahora llevan ambos clubes 33 goles a favor en tan sólo 12 jornadas disputadas hasta hoy, 21 de noviembre, así que mal camino no llevan.
No sabemos hasta qué punto influirá el reparto del dinero de las plataformas televisivas entre los clubes de fútbol en el rendimiento de Barcelona y Madrid. Puede que mucho, puede que nada. Lo que sí es cierto y parece ya algo inalienable a esta, nuestra Liga española, es que nos quedan muchos años de un duelo a muerte entre las dos superpotencias del fútbol. Para cualquier seguidor de uno u otro equipo puede resultar algo positivo, pero para cualquier seguidor del fútbol en general significa una liga aburrida sin ningún tipo de emoción, más allá de la intrínseca a los 'clásicos'. Y es que pónganse a pensar los dos mejores jugadores por cada puesto en el terreno de juego. Mínimo uno de los dos juega o en el Real Madrid o en el Barcelona.